Hola:
Seguramente te
preguntas quien soy, pero la verdad es que no me conoces, ni yo a ti. Aún.
Soy un personaje.
Uno de tantos, o
un poco de todos, no lo sé, pero ahora mismo, soy su niño mimado y la causa de
sus desvelos ¿De quién? Pues de Ella. Mi escritora.
Antes, Ella
pensaba que otras escritoras estaban locas por hablar con sus personajes como
si de personas reales se tratara. Hasta que llegué yo. Ahora me habla y espera
que yo le conteste. Me lleva a todas partes con Ella: a comprar, a cocinar, a
limpiar (esto lo odio porque yo soy un
tipo serio, no necesito saber cómo poner una lavadora) a pasear, a tomar
algo con las amigas, a la ducha... Bueno, en la ducha prometo que me quedo
fuera y con los ojos cerrados... casi cerrados.
Pero lo que más me
gusta de nuestra relación es volverla loca.
Hay días en los
que me da por hablar por los codos, pero como soy así de esplendido, lo hago en
los momentos más inoportunos: cuando conduce, cuando está bajo la ducha (pero con los ojos cerrados, no lo olvidemos.
Por cierto, deberías mirarte esos lunares de la espalda...)
Y luego hay otros
días, en los que por más que me llame, me hago el dormido.
En ocasiones, le cuento mi
historia y Ella da saltitos de alegría, feliz porque va a contar la sarta de tonterías
que le he contado solo por verla sonreír, pero que una vez que empiece a
hacerlo, le contaré otra cosa solo porque es divertido verla desesperar por las
cosas que tiene que cambiar o añadir para que todo cuadre, mientras yo me
acomodo calladito en un rincón sin ayudarla. Pero siempre hay otro personaje
pelota que la ayuda. Normalmente es algún secundario que pretende ascender a
principal y hacerme sombra. Menudos capullos.
A veces, me siento a su lado, viéndola
concentrada y a la vez ansiosa por contarlo todo de mi para poder publicar mi
historia. Se vuelca por que quiere ser capaz de transmitir todo lo que yo le he
hecho sentir a ella, quiere que sea perfecta.
Pero la verdad, es que a pesar
de putearla tanto, la quiero tanto como ella a mí. ¿Por qué? Ella ha creído y
confiado en mí a ciegas desde el principio. Me ha dado un cuerpo, un rostro. Una
voz. Soy su niños, su amor (¡Eh!, los
novios y maridos que no se pongan celosos que a mí no me quiere tanto como a
vosotros) Me defiende a capa y espada cuando otras quieren apropiarse de mí.
Yo soy solo suyo aunque me comparta con vosotros y entienda que me queréis
tanto como ella.
Ella quiere lo mejor para mí y
cuando le pido ser distinto, Ella se devana los sesos para tratar de hacerlo,
pero es complicado, lo sé. Somos tantos personajes como sueños hay en cada
escritora. Y nos aman tanto, que la idea de cambiarnos o guardarnos en un cajón
les duele, porque suelen dejar un trocito de ella en cada uno de nosotros aunque
no nos parezcamos a ellas en nada.
Muchas veces reconozco que soy
un autentico reto para Ella, pues me comporto de un modo tan diferente a Ella
que no sabe qué hacer conmigo. Hablo diferente, reacciono de manera distinta a
como Ella lo haría. Tengo anhelos, profesiones, creencias, enfermedades que le
son desconocidas. La hago visitar ciudades y lugares que a veces, ni siquiera sabía
que existían. La pongo en situaciones que la sobrepasan o que la hacen reír de
lo absurdas que son. Otras, simplemente hago algo que la descoloca por que no
es lo que Ella quería. Y aún así, disfruta tanto de mi compañía que, ni aún después
de poner la palabra FIN, es capaz de dejarme ir. Nunca. Siempre seré parte de
Ella.
Yo no soy nada sin Ella y sin mí,
sus historias no tendrían sentido. Me odia tanto como me ama, y por eso, porque
yo también la amo, vivo en ella para después hacerlo en vuestros corazones
viajando a través de sus palabras.
¿Qué quién soy? Soy un
personaje, soy la magia que hay en cada palabra.